miércoles, 31 de marzo de 2010

El clóset de cristal de Ricky Martin

El clóset de cristal de Ricky Martin

Antonio Medina*
El cantante Ricky Martin hizo pública su orientación sexual a través de su sitio web
México DF, marzo 31 de 2010.
Ricky Martin salió de un clóset imaginario en el que se resguardó mientras avanzaba una lucha social liderada por una ciudadanía lésbico, gay, bisexual, transgénero e intersexual (LGBTI) pujante y cada vez más empoderada.

La revelación del artista sin duda representa una conquista más del sector homosexual latinoamericano que históricamente ha sido criminalizado, violentado en sus derechos y excluido de las políticas públicas.

Lejos de la frivolidad que ronda la salida del clóset del boricua, el acto honesto y sentido que expresa Ricky Martin en su popular carta, develan la angustia de un hombre homosexual que quiere ser congruente con su manera de pensar y sus acciones.

Para un gay común y corriente, que no sea artista y que no cuente con los millones de dólares del feliz padre gay puertorriqueño, la realidad puede ser otra: despidos laborales, exclusión escolar, negación de servicios de salud, sospecha ante espacios de justicia y el señalamiento con dedo flamígero de líderes religiosos, por decir lo menos.

El estigma sobre la homosexualidad que viven las personas LGBTI, de hecho, antes de saber que lo son, es uno de los factores que obligan a muchos hombres y mujeres a estar en el clóset y demostrar públicamente que son heterosexuales, por eso muchas veces se casan con personas del sexo opuesto y tienen hijos como prueba de su “heterosexualidad”; es decir: que son normales, que no son unos outsiders, que pertenecen a una mayoría heteronormada; vamos, que son funcionales para la sociedad, pues están preservando lo que se impone socialmente: la familia ¿natural?

La salida del clóset de un personaje público —con todo el respeto de lo que piensan algunos activistas y líderes de opinión —, sí ayuda a que la sociedad comprenda mejor la cuestión homosexual, pues si se tiene en cuenta que la educación formal no ha logrado al momento integrar una estrategia pedagógica liberal que explique desde el punto de vista humanista la diversidad sexual y los derechos a ejercer una sexualidad libre y alejada de prejuicios; por tanto, las representaciones sociales positivas a través de los medios sobre personajes públicos abiertamente gays, pueden contribuir a quitar velos estigmatizantes.

La salida del clóset sin reflectores

La experiencia de salir del clóset se vive de manera diferente dependiendo el contexto de cada persona. No obstante, hay ciertas generalidades, como la sensación de libertad una vez que se expresa abiertamente. Hay quienes aseguran que es como renacer o recuperar el sentido de realidad y tomar las riendas de su vida.

En el caso del intérprete de La copa de la vida o La vida loca, dice: “... la aceptación la encuentro en mi interior, y (que) la verdad solo trae la calma. Hoy para mí el significado de la felicidad toma otra dimensión”.

Sea como fuere, la salida del clóset para muchas personas significa abandonar la autonegación y el ocultamiento de un sentimiento intrínseco. Significa enfrentar los prejuicios individuales y reivindicar sentimientos auténticos que pueden permitir una vida más plena.

Los y las activistas que iniciaron el movimiento lésbico-homosexual en los años 70 salieron de clóset públicamente en manifestaciones político-sociales que fincaron una lucha liberadora, de la cual nos hemos beneficiado las generaciones presentes.

La gran mayoría de esas mujeres y hombres renunciaron a su estado de confort y comenzaron a vivir vidas honestas. Muchos fueron expulsados de sus familias, algunos tuvieron la aceptación y otros cuantos lograron sobrevivir a la homofobia laboral y familiar.

Gracias a esas convicciones de jóvenes idealistas de hace más de tres décadas, que hoy en día rondan los 60 años de edad; gracias a la indignación por la violencia policiaca, por los despidos laborales de tiendas como Sears y la sed de justicia de aquella juventud pujante, es que hoy podemos tener en México espacios de convivencia, grandes marchas del orgullo LGBT y leyes como el Pacto Civil de Solidaridad, en el estado de Coahuila; la Ley de Sociedades de Convivencia, la Ley de Identidad de Género y una ley de Registro Civil que amplía el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo en el Distrito Federal.

La salida del clóset de ídolos populares como Christian Chávez o Ricky Martin en América Latina; Elton John, Jodie Foster, Ian McKellen, George Michael, Cynthia Nixon, Rosie O’Donell, Nelly McGillis o Ellen DeGeneres, y muchos otros alrededor del mundo, es el resultado de un avance de la sociedad contemporánea hacia formas más democráticas de convivencia. En este proceso, los medios de comunicación han sido un factor de cambio, pues cada vez más se observan posturas a favor de la diversidad y los derechos de este sector en espacios mediáticos.

Usar los medios para un fin personal, puede ser la parte romántica o frívola de un acto personal, pero sin duda puede abonar un valor agregado a los esfuerzos de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero que han reivindicado su existencia a partir de la lucha social y colectiva.

Sirvan estas reflexiones para continuar con el debate público sobre los derechos LGBTI en México y el mundo, pues el camino aún es largo y sinuoso: persisten la discriminación por orientación sexual en las escuelas, en las iglesias, en medios de comunicación, en ámbitos laborales y en instituciones públicas. Se siguen registrando crímenes de odio por homofobia, que en el caso de México, han privado de la vida a más de medio millar de personas entre 1995 y 2009, mientras que en 80 países del mundo ser homosexual es motivo de sanciones legales, y en siete más, luego de un juicio público, viene la pena de muerte.

*Coordinador y fundador de la Agencia de Información NotieSe www.notiese.org j_medina27@hotmail.com

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